antes, en sectores que antes eran considerados fon-
dos de alta mar, se registraron importantes arreci-
fes de corales de aguas frías que constituyen
EMV’s (Muñoz et al. 2012; Portela et al. 2012).
Estas comunidades son equivalentes a las halladas
en el Banco Burdwood y adyacencias y son un
importante objeto de conservación a nivel mundial
(Schejter et al. 2020). Por otra parte, especies de
interés comercial como el cangrejo rojo (Chaceon
notialis) y la langosta de profundidad (Thymops
birsteini) se encuentran en fase de pesca experi-
mental en zonas con profundidades cercanas a los
1.000 m en el lateral argentino por fuera de la
Zona Común de Pesca Argentino-Uruguaya
(Mauna et al. 2017). Si bien esta pesquería opera
con artes pasivas como son las trampas o nasas, se
ha comprobado que su uso implica también la
colecta de invertebrados bentónicos, aunque con
un bajo impacto sobre esta fauna (Mauna et al.
2018). Sin perjuicio de esto, el Acta Nº 17/2017
del CFP refiriéndose a la explotación en esa zona
señala la importancia de “fortalecer el conoci-
miento que se tiene de la biodiversidad presente en
los fondos marinos”, lo cual habilita el estudio de
estos organismos a fin de poder caracterizar las
comunidades bentónicas presentes en el sector.
También, en virtud de la futura explotación
hidrocarburífera en estas mismas zonas incluidas
en los nuevos límites exteriores de la PCA, la Ley
General del Ambiente indica que cualquier activi-
dad pasible de dañar el medioambiente debe con-
tar con evaluaciones de impacto ambiental pre-
vias a la realización de la mismas, así como ade-
más se exige la realización de audiencias públicas
obligatorias. Estas prerrogativas son reconocidas
en la Resolución Conjunta Nº 3/2019 firmada por
la Secretaría de Energía y la Secretaría de
Ambiente y Desarrollo Sustentable, donde ade-
más se cita la intervención del INIDEP como
organismos técnico afectado para la revisión de
los estudios de impacto ambiental. Por lo tanto,
esto remarca que para cumplimentar eficiente-
mente con las recomendaciones y reglamentacio-
nes ambientales vigentes tanto en materia pesque-
ra como de extracción de hidrocarburos es nece-
sario realizar estudios enfocados en los inverte-
brados bentónicos que habitan en los nuevos lími-
tes exteriores de la PCA. Cabe señalar que estu-
dios de este tipo ya han sido realizados por otros
países en este sector (Muñoz et al. 2012; Portela
et al. 2012). En ese sentido, es pertinente lo seña-
lado por González (2012) sobre que “de poco
sirve que el Estado X proclame su soberanía
sobre recursos o su jurisdicción sobre actividades
dentro de un dado número de millas marinas
desde sus costas cuando instrumentos de dimen-
siones cada vez más reducidas, colocados por ins-
tituciones de la nacionalidad del Estado Y, que
ingresan con creciente frecuencia en las aguas
jurisdiccionales y hasta territoriales del Estado X,
son los que permiten conocer la verdadera natura-
leza de esos recursos o de esas actividades”.
En definitiva, se puede afirmar que en los últi-
mos años la Argentina ha avanzado en la genera-
ción de políticas de protección para los fondos
marinos y especies asociadas, acorde a los linea-
mientos mundiales que implican un manejo eco-
sistémico de los recursos y un mayor resguardo
de la biodiversidad (Tabla 3). Esto ha sido acom-
pañado con el enunciado de distintos planes de
investigación y fomento que involucran el estudio
del ambiente marino y que incluyen a las comu-
nidades bentónicas. Queda todavía pendiente en
algunos casos la ejecución plena de las medidas
debido a la superposición de facultades entre
autoridades de aplicación, la falta de financiación
y de plataformas de investigación acordes
(buques científicos). También puede señalarse
como pendiente la ausencia de planes de acción
concretos referidos al estudio del lecho marino
incluido en los nuevos límites exteriores de la
PCA (sector por fuera de los 200 m de profundi-
dad) donde, por el momento, solo se han realiza-
do estudios aislados. Estos estudios pueden tener
implicancias para la explotación sostenible de
recursos vivos como también para el desarrollo
de otras actividades productivas que puedan afec-
tar los ecosistemas bentónicos.
258 MARINE AND FISHERY SCIENCES 33 (2): 247-263 (2020)