INTRODUCCIÓN
Las macroalgas marinas se diferencian en tres
grupos: las algas pardas (Phaeophyta), las algas
rojas (Rhodophyta) y las algas verdes (Chloro-
phyta). La Argentina tiene una costa extensa
donde se encuentran gran cantidad de especies de
macroalgas. Boraso de Zaixso et al. (2015) des-
criben de manera detallada las algas marinas de
importancia económica de la región Patagónica.
Allí se destacan algunas especies de gran valor
comercial a nivel mundial: Macrocystis pyrifera,
MARINE AND FISHERY SCIENCES 32 (2): 169-183 (2019). https://doi.org/10.47193/mafis.3222019121907
REVIEW
POTENCIALIDADES DE LAS MACROALGAS MARINAS ARGENTINAS
JULIETA R. CAMURATI1, JULIETA HOCSMAN1yVANESA N. SALOMONE1, 2, 3
1Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (IIIA),
Universidad Nacional de San Martín (UNSAM-CONICET),
Campus Miguelete, Av. 25 de Mayo y Francia, 1650 - San Martín, Argentina
2Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina
3correo electrónico: vsalomone@unsam.edu.ar
RESUMEN. En la extensa costa argentina se encuentran numerosas especies de macroalgas de importancia a nivel
mundial. En el presente trabajo se debaten los estudios más relevantes publicados hasta la fecha sobre los usos de las
algas marinas y se mencionan las investigaciones argentinas con el objetivo de evaluar el estado de conocimiento del
recurso. La revisión muestra que en nuestro país se publicaron numerosos trabajos que evidencian el valor de las algas
en la alimentación humana y animal, en la producción de compuestos químicos beneficiosos para la salud y en aplica-
ciones ambientales. Sin embargo, ciertas áreas tales como el desarrollo de biocombustibles y el uso en el campo de la
agricultura revelan la necesidad de profundizar en la investigación. Se concluye que las algas marinas argentinas, ade-
más de tener numerosas aplicaciones, son un recurso con gran potencial de explotación comercial para beneficio de las
poblaciones costeras.
Palabras clave: Algas marinas, alimento saludable, biosorción, nutraceútico, biocombustible, fertilizante.
POTENTIALITIES OF ARGENTINE MARINE MACROALGAE
ABSTRACT. In the extensive Argentine coast numerous species of macroalgae of importance at global level are
found. In this work the most relevant studies published to date on the uses of seaweed are discussed and Argentine
researches are mentioned in order to assess the state of knowledge of the resource. The review shows that in our country
numerous works that prove the value of algae in human and animal feeding, in the production of chemical compounds
beneficial to health and in environmental applications were published. However, certain areas such as the development
of biofuels and the use in the agricultural field reveal the need to deepen research. It is concluded that Argentine sea-
weeds, besides having numerous applications, are a resource with a great potential for commercial exploitation for the
benefit of coastal populations.
Key words: Seaweeds, healthy food, biosorption, nutraceutical, biofuel, fertilizer.
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Lessonia flavicans Bory, Gracilaria gracilis,
Pyropia columbina (ex Porphyra) y Undaria pin-
natifida. Esta última especie es nativa de Asia y
ha invadido exitosamente muchas costas del
mundo, incluso las costas de América del Sur,
causando daños en los ecosistemas receptores
(James 2017). En la Argentina, U. pinnatifida se
reportó por primera vez en 1992 en Puerto
Madryn (Casas y Piriz 1996) y, a pesar de los
esfuerzos realizados para evitar su dispersión, la
invasión progresó rápidamente (Martin y Cuevas
2006; Dellatorre et al. 2014). Más tarde fue regis-
trada en las costas de la Provincia de Buenos
Aires por Meretta et al. (2012). Experimentos de
remoción de individuos de Undaria en el Golfo
Nuevo (Patagonia) resultaron en un aumento sig-
nificativo de la riqueza y diversidad de las algas
marinas nativas, evidenciando el impacto negati-
vo de la presencia de esta especie en la Argentina
(Casas et al. 2004). En algunos países donde
Undaria fue introducida, se ha propuesto su cose-
cha con fines comerciales como alternativa de
control (Boraso de Zaixso et al. 2015). En ese
sentido, las algas presentan numerosos usos y
aplicaciones en diferentes campos.
La Argentina tiene un gran potencial para la
explotación de macroalgas: posee una extensa
costa marítima y un recurso abundante con valor
comercial. Sin embargo, es un recurso relativa-
mente poco estudiado en comparación con lo que
ocurre en otros países de América del Sur, como
Chile. Según la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO 2018), Chile aparece como uno de los prin-
cipales productores y exportadores de algas mari-
nas cultivadas de América del Sur, con 15.000 t
declaradas en 2016. Además, el comercio de
plantas acuáticas, donde predominan las macroal-
gas, aumentó de 60 millones de USD en 1976 a
más de 1.000 millones de USD en 2016 (FAO
2018), lo que demuestra que es un mercado en
expansión. Por otra parte, la obtención de algas
como materia prima, ya sea de cultivos o extrac-
ción directa, se realiza generalmente de manera
artesanal con bajo impacto sobre el ecosistema
marino. En ese sentido, muchos trabajos señalan
que el cultivo de macroalgas tiene un impacto
ambiental relativamente bajo comparado con
otras formas de acuicultura, debido a que no es
necesario añadir nutrientes u otros suplementos
(Walls et al. 2017). Por lo tanto, la producción de
macroalgas podría desarrollarse de manera
ambientalmente sostenible.
El presente trabajo revisa los artículos sobre
algas marinas argentinas publicados hasta el
momento, con el objetivo de evaluar cuál es el
estado del conocimiento sobre este recurso en
relación a los usos actuales y las aplicaciones
potenciales.
METODOLOGÍA DE LA REVISIÓN
Para llevar adelante el objetivo del trabajo, se
realizó una revisión sistemática de la literatura
que combina diferentes palabras clave. La meto-
dología consistió en una búsqueda exhaustiva de
información, especialmente de la Argentina, en la
base de datos bibliográfica SCOPUS, SCIELO y
Google Académico, utilizando palabras clave
como: algas marinas, macroalgas, combinado con
composición química, algas marinas comestible,
composición de alimentos, análisis de alimentos,
inocuidad de los alimentos, metales pesados, bio-
rremediación, biomonitor, bioindicador, antioxi-
dante, anticancerígeno, biocombustible y bioferti-
lizante.
RESULTADOS
Aplicaciones alimenticias
En sus inicios, las algas marinas se cosechaban
para la elaboración de espesantes como el algina-
to, el agar y la carragenina, así como para su con-
170 MARINE AND FISHERY SCIENCES 32 (2): 169-183 (2019)
sumo directo. Las macroalgas son consideradas
un alimento natural y saludable debido a sus múl-
tiples beneficios. Son ricas en proteínas, vitami-
nas (sobre todo A, C y B-12), lípidos, fibras y
minerales, especialmente los denominados
micronutrientes, como el hierro, calcio, yodo,
potasio y selenio (Cofrades et al. 2010;
Skirzypczyk et al. 2019). También son fuente de
ácidos grasos naturales como los omega-3
(Schmid et al. 2018). Son consumidas de manera
directa o como suplemento alimenticio, tanto en
alimentación humana como animal (Taboada et
al. 2013; Rebours et al. 2014; Cofrades et al.
2017). El consumo a nivel mundial se ha incre-
mentado en los últimos años, siendo los países
asiáticos, en especial China, Japón y Corea, los
principales consumidores (FAO 2018). Algunas
de las razones podrían estar relacionadas con
ciertos cambios en los hábitos alimenticios, como
el aumento de la popularidad de las dietas vega-
nas y vegetarianas y la gastronomía gourmet
(Baroni et al. 2019).
La producción mundial de algas marinas
aumentó su volumen de 13,5 millones de tonela-
das en 1995 a algo más de 30 millones de tonela-
das en 2016 (FAO 2018). Entre las especies más
cultivadas se destacan U. pinnatifida, Pyropia
spp. Porphyra spp. y Gracilaria spp., que se des-
tinan casi exclusivamente al consumo humano
directo. Algunos de los formatos de comercializa-
ción más usados corresponden al alga cruda des-
hidratada (rollos, picada, trozada, molida, hari-
na), cocidas o ahumadas, entre otros (Muñoz
2015). En particular en Asia oriental, se utilizan
mucho en sopas, y algunas especies (Pyropia y
Porphyra) se usan para envolver el sushi. Ade-
más, existen en el mercado numerosos alimentos
y bebidas con sabor a alga (incluso helados), y se
está estudiando el uso de las algas marinas como
sustituto de la sal. El principal mercado de esos
productos es Asia y el Pacífico, pero también
crece el interés en Europa y América del Norte
(FAO 2018).
La composición química de las algas marinas
es muy variable y depende del grupo, la especie,
el momento de la recolección, el hábitat y otras
condiciones externas como la temperatura del
agua, la intensidad de luz y la concentración de
nutrientes en el agua de mar (Balboa et al. 2015;
Rodrigues et al. 2015; Astorga-España et al.
2016). Un aspecto fundamental, desde el punto de
vista de la salud, es que estos organismos son
capaces de absorber y acumular metales tóxicos y
metaloides del medio donde se desarrollan
(Rubio et al. 2017; Bonanno y Orlando-Bonaca
2018). Muchos trabajos han abordado esta pro-
blemática en especial cuando se trata de especies
comestibles (Marzocchi et al. 2016; Taylor y
Jackson 2016; Miedico et al. 2017; Circuncisáo et
al. 2018; Ma et al. 2018; Paz et al. 2018, 2019).
Ciertas investigaciones sugieren que la ingesta de
metales tóxicos a través del consumo de algas no
es despreciable (Taylor et al. 2017; Amin et al.
2018). Es por ello que los estudios de composi-
ción elemental de estos organismos, tanto en tér-
minos de su valor nutritivo como de su toxicidad,
se vuelven indispensables. Sin embargo, hay que
tener en cuenta que el contenido de un elemento
en un determinado alimento no necesariamente
indica la cantidad absorbible de ese analito en el
tracto gastrointestinal. Para estimar ese valor
deben realizarse experimentos de bioaccesibili-
dad que simulan la digestión (Alves et al. 2018).
Asimismo, hay que mencionar que ciertos méto-
dos de cocción pueden alterar la biodisponibili-
dad tanto de nutrientes como de elementos tóxi-
cos (García-Sartal et al. 2013).
Respecto a las publicaciones en la Argentina,
existen numerosos antecedentes sobre algas para
uso alimenticio. Entre los primeros trabajos
encontramos el realizado por Muse et al. (1989),
quienes determinaron el contenido de arsénico
orgánico e inorgánico en algunas especies de
algas marinas de la costa de Chubut (M. pyrifera,
L. fuscescens, Adenocystis ultricularis, Leathesia
difformis, Gigartina skottsbergii,Colpomenia
sp.) utilizadas en la elaboración de productos ali-
menticios para consumo humano y animal. El tra-
171
CAMURATI: USO DE MACROALGAS ARGENTINAS
bajo evidencia la gran capacidad de acumulación
de arsénico de las algas; sin embargo, los autores
aseguran que el contenido de arsénico inorgánico
encontrado no representa una amenaza. Como
profundizaremos más adelante, la presencia de
este elemento potencialmente tóxico en las algas
marinas comestibles ha sido ampliamente estu-
diada debido a las distintas formas en las que
puede estar presente y que difieren en su toxici-
dad (Perez et al. 2010). Pérez et al. (2007) evalua-
ron el contenido químico en las algas P. columbi-
na y Ulva sp.del Golfo San Jorge utilizadas para
alimentación. En este caso, los resultados tam-
bién sugirieron que la ingesta de esas algas no
representaba un riesgo para la salud en relación
con su contenido de Cd y Pb. Como se mencionó
anteriormente, U. pinnatifida es un alga amplia-
mente estudiada por su extendido uso para consu-
mo humano directo. Gil et al. (2015) evaluaron la
composición nutricional y las concentraciones de
oligoelementos e hidrocarburos en láminas y
esporofitos (estructura reproductiva) de U. pinna-
tifida de Golfo Nuevo (GN) y Golfo San José
(GSJ) (Chubut). El trabajo concluye que estas
algas marinas son fuente importante de proteínas
totales, fibra insoluble, lípidos, carbohidratos
(distintos de los polisacáridos estructurales), vita-
minas, macrominerales y oligoelementos esencia-
les; sugiriendo que U. pinnatifida de GN y GSJ
sería adecuada para el consumo humano y animal
como un suplemento dietético natural. También
hay reportes sobre la composición química de U.
pinnatifida y M. pyrifera del Golfo San Jorge, en
los cuales se reafirman a las algas como fuente de
micronutrientes esenciales, pero también eviden-
cian su capacidad para incorporar y acumular ele-
mentos tóxicos o potencialmente tóxicos como el
arsénico (Salomone et al. 2017; Salomone y Riera
2019). En ese sentido, Camurati y Salomone
(2019) publicaron un trabajo en el cual repasan
distintos aspectos del arsénico en las algas mari-
nas comestibles incluyendo su incorporación,
transformación y efectos sobre la salud humana.
Por otra parte, las algas son muy importantes para
los ecosistemas marinos y son refugio y alimento
de muchos otros organismos. En relación con
esto, un estudio de la composición de la biomasa
microbiana presente en un alga comestible
(Monostroma undulatum) de Puerto Deseado en
la Provincia de Santa Cruz, indicó que las cepas
encontradas no eran patógenas, por lo que el uso
alimenticio de esta especie era aceptable (Gallar-
do et al. 2004).
Las algas marinas también son utilizadas mun-
dialmente como alimento en el cultivo de crustá-
ceos, moluscos y peces, normalmente en forma
de polvo seco, pellets o extractos. En este caso,
suelen utilizarse los productos de baja calidad y/o
productos residuales resultantes del procesamien-
to de algas (FAO 2018). Además, las macroalgas
tienen una larga historia de uso como alimento
para animales de ganado, debido a que son una
fuente importante de proteínas con altos niveles
de aminoácidos esenciales, como la lisina, que es
el aminoácido limitante en los alimentos para ani-
males de corral (Astorga-España et al. 2016;
Makkar et al. 2016).
En la Argentina, varios trabajos investigaron el
uso de algas para alimentación animal. Díaz et al.
(2017) usaron extractos de U. pinnatifida como
aditivo alimenticio del camarón (Artemesia longi-
naris) y registraron una mejora en el crecimiento
evidenciado en un mayor peso. Otro estudio eva-
luó la alimentación del pacú (Piaractus mesopo-
tamicus) con un alga marina roja (P. columbina)
del Golfo San Jorge y observaron efectos benefi-
ciosos sobre el metabolismo de los lípidos en los
peces con respecto a la dieta control. Los autores
concluyen que P. columbina podría ser utilizada
como un ingrediente antioxidante natural en la
alimentación contribuyendo a un mejor estado
nutricional de los peces cultivados (Cian et al.
2019).
Aplicaciones ambientales
Relacionado con la capacidad de estos organis-
mos de sorber elementos no esenciales y otros
172 MARINE AND FISHERY SCIENCES 32 (2): 169-183 (2019)
contaminantes del medio circundante, se destacan
dos aplicaciones ambientales: el uso de las algas
marinas como biomonitores y en remediación.
Los indicadores biológicos proporcionan infor-
mación sobre los efectos a largo plazo de la con-
taminación por metales y sobre el potencial
impacto a niveles más altos como resultado de las
interacciones tróficas. Los organismos que acu-
mulan metales en los tejidos pueden ser particu-
larmente útiles (Farías et al. 2018). El uso de
organismos aislados para evaluar la presencia de
contaminantes se conoce como biomonitoreo, y
dicho organismo se clasifica como “bioindica-
dor” (Zhou et al. 2008). Según Zhou et al. (2008)
un bioindicador debe ser: i) capaz de acumular
altos niveles de contaminantes; ii) sésil o estar
restringido a un lugar determinado para reflejar la
contaminación local; iii) relevante en la cadena
alimentaria y iv) abundante, y v) fácil de identifi-
car y colectar. Las algas marinas se han utilizado
ampliamente para monitorear y caracterizar el
estado de la contaminación en ambientes marinos
debido a que desempeñan un papel importante en
la dinámica de los nutrientes y reflejan los cam-
bios en la calidad del agua de manera eficiente
(Karthick et al. 2012). Numerosos estudios han
demostrado la relación entre el contenido de
metales en sedimentos, agua de mar y algas (Paz
et al. 2019).
En la Argentina hay trabajos que evalúan el
potencial de las macroalgas como biomonitores.
Farías et al. (2002, 2007) estudiaron macroalgas
antárticas y sus resultados apoyan la hipótesis
sobre la capacidad selectiva de las algas para acu-
mular contaminantes inorgánicos del agua de
mar, lo que las convierte en buenos monitores
ambientales. También se estudió el uso de U. lac-
tuca en la evaluación de la contaminación marina
en relación con su capacidad para acumular Cd y
Pb (Muse et al. 2006). La capacidad de las macro-
algas de incorporar elementos también ha sido
útil en los sistemas de producción acuícola. El
rápido desarrollo de la acuicultura alimentaria
(por ejemplo, de peces y camarones) en las zonas
costeras de todo el mundo ha suscitado una preo-
cupación cada vez mayor por sus efectos ambien-
tales (Diana et al. 2013). Los efluentes de la acui-
cultura son ricos en nutrientes (nitrógeno, fósfo-
ro) y tienen alta carga de materia orgánica. Una
alternativa a las prácticas tradicionales radica en
desarrollar simultáneamente la piscicultura y la
producción de algas marinas. Esto es ambiental-
mente positivo y puede tener beneficios económi-
cos (Afonso et al. 2018). En ese sentido, investi-
gadores argentinos comprobaron la alta capaci-
dad de U. rigida y U. pinnatifida para eliminar el
nitrógeno y otros nutrientes derivados de aguas
residuales de medios de cultivo (Torres et al.
2004; Gil et al. 2005).
La remoción de contaminantes de aguas super-
ficiales, residuales y efluentes requiere de méto-
dos sencillos y económicos, especialmente para
aplicaciones a gran escala. Entre las numerosas
técnicas utilizadas para la remoción de metales y
metaloides de solución acuosa, la adsorción
resulta muy efectiva y de bajo costo debido a que
pueden usarse materiales económicos, incluso de
desecho. Las algas representan un biomaterial
muy abundante que ha sido empleado exitosa-
mente en tareas de remediación (con biomasa
viva o muerta). Así lo demuestran numerosos tra-
bajos que evalúan el uso de distintas macroalgas
en la remoción de uranio, cobre, cadmio, arséni-
co, zinc e incluso compuestos orgánicos (Cheney
et al. 2014; Anacleto et al. 2017; Bagda et al.
2017; Deniz y Karabulut 2017; Flores-Chaparro
et al. 2017, 2018; Vieira et al. 2017; Poo et al.
2018). A nivel local, muchos trabajos evidencian
las potencialidades de las macroalgas argentinas
en la remoción de distintos contaminantes del
agua. Basso et al. (2002) examinaron la capaci-
dad para remover Cd de aguas contaminadas de
las macroalgas Corallina officinalis L,P. colum-
bina y Codium fragile de la costa atlántica del sur
argentino. Los resultados mostraron que Coralina
y Porphira presentaron una alta efectividad (>
90%), superior a la determinada para Codium y
para el carbón activado comercial. Además, las
173
CAMURATI: USO DE MACROALGAS ARGENTINAS
pruebas experimentales realizadas por Areco y
dos Santos Afonso (2010) y Areco et al. (2012),
sugieren que la biomasa de Gymnogongrus toru-
losus y U. lactuca (ambas colectadas en Mar del
Plata) es un bioadsorbente eficaz para la elimina-
ción de los iones Zn(II), Cu(II), Pb(II) y Cd(II),
por lo que podría ser una tecnología alternativa y
de bajo costo para el tratamiento de efluentes
industriales. Plaza-Cazón et al. (2011, 2012a,
2012b, 2013) evaluaron la capacidad de dos espe-
cies de algas pardas, U. pinnatifida y M. pyrifera
extraídas de Bahía de Camarones y Golfo Nuevo
(Patagonia argentina), como biosorbente para la
remoción de Hg(II), Cr(III), Zn(II) y Cd(II) de
soluciones acuosas. Los resultados mostraron que
las algas estudiadas presentan diferencias signifi-
cativas en sus propiedades de biosorción de
Hg(II), pero no de Cr(III), y que son un adsorben-
te adecuado para la remoción de Cd(II) y Zn(II).
Por otro lado, Carnevale et al. (2016) utilizaron
Petalonia fascia recolectada de las costas de
Puerto Madryn (Chubut, Argentina) para el trata-
miento de aguas subterráneas y efluentes conta-
minados con molibdeno. Sus resultados demues-
tran que especialmente las algas pardas tienen un
gran potencial como biosorbente debido a su alta
eficiencia en la captación de iones metálicos y su
bajo costo. Por último, hay trabajos que combi-
nan las macroalgas con otros materiales, por
ejemplo, nanopartículas de hierro para la remo-
ción de colorantes con excelentes resultados
(García et al. 2018).
Aplicaciones en la industria farmacéutica
y medicina
Las macroalgas son fuente de una gran varie-
dad de moléculas y compuestos químicos deno-
minados nutracéuticos, muy valorados por la
industria farmacéutica y cosmética. Nutracéutico
es un término derivado de las palabras “nutri-
ción” y “farmacéutico”, y podría definirse como
“cualquier sustancia que sea un alimento o parte
de un alimento y proporcione beneficios médicos
o a la salud, incluyendo la prevención y el trata-
miento de enfermedades” (DeFelice 2002).
Muchos trabajos han demostrado las excelentes
propiedades antioxidantes, antitumorales, anti-
bacteriales, anticancerígenas, entre otras, que
poseen los extractos de diferentes algas (Har-
douin et al. 2016; Pérez et al. 2016; Ammar et al.
2017; Mathew et al. 2017). Numerosos estudios
evidencian las propiedades nutracéuticas de las
macroalgas argentinas. Debido a los altos niveles
de proteínas de las algas, son fuente de péptidos
bioactivos con interesantes funciones fisiológi-
cas. Cian et al (2018) encontraron que los pépti-
dos presentes en Ulva sp. ejercen efectos antiin-
flamatorios en células inmunes. Por otro lado, las
algas rojas son ricas en polisacáridos sulfatados
con potenciales efectos terapéuticos: actividad
antioxidante, anticoagulante, anticancerígena,
antibacterial y antiviral. En concordancia con
otras investigaciones (Sanjeewa et al. 2018; Alen-
car et al. 2019), en la Argentina se ha encontrado
que extractos obtenidos a partir del alga Iridaea
undulosa tienen efectos antitumorales (Calvo et
al. 2019), y que extractos del alga roja Gracila-
riopsis hommersandii poseen propiedades bioló-
gicas interesantes como potenciales agentes anti-
coagulantes, antioxidantes, antitumorales y anti-
virales (Rodríguez-Sánchez et al. 2019). También
el alga marrón Scytosiphon lomentaria produce
fucoidanos con actividad antiviral alta y selectiva
(Ponce et al. 2019). Varios grupos argentinos
abordan el estudio químico de los fucoidanos y
galactanos producidos por las algas (Estevez et al.
2004; Perez-Recalde et al. 2016).
Por otra parte, existe un creciente interés en el
desarrollo de biomateriales provenientes de fuen-
tes renovables para aplicaciones en medicina
regenerativa. Un material adecuado para la inge-
niería de tejidos debe cumplir algunos requisitos
en materia de biocompatibilidad, degradabilidad
y toxicidad. Además, el material debe ser accesi-
ble, estar disponible y tener un costo de fabrica-
ción relativamente bajo. Torres et al. (2019)
encontraron que el alginato extraído de U. pinna-
174 MARINE AND FISHERY SCIENCES 32 (2): 169-183 (2019)
tifida es un material adecuado para estos fines, y
que su purificación mejora la biocompatibilidad y
la regeneración ósea, al mismo tiempo que dismi-
nuye su toxicidad.
Aplicaciones en la industria energética
Las algas son una fuente prometedora para la
producción de energía renovable, ya que pueden
fijar las emisiones de gases de efecto invernadero,
y principalmente porque no compiten con la pro-
ducción de alimentos (Chen et al. 2015). En su
trabajo, Aitken et al. (2014) resaltan el reciente
interés sobre la producción de biocombustible a
partir de biomasa algal y sus potenciales benefi-
cios ambientales. Los autores encontraron que el
cultivo y procesamiento de algas marinas para la
obtención de bioetanol y electricidad a partir del
biogás producido por Gracilaria chilensis y M.
pyrifera podría ser rentable. En el mismo sentido
se encuentran otros trabajos más recientes (Fan et
al. 2015; Ghadiryanfar et al. 2016).
En la búsqueda de energías limpias y económi-
cas, surge otra aplicación para las algas marinas:
su uso en la fabricación de células solares para la
producción de energía fotovoltaica basada en la
obtención de energía eléctrica a partir de energía
lumínica. Para ello, diferentes materiales denomi-
nados semiconductores se cubren con colorantes
que incrementan la captación de luz. Los coloran-
tes a base de clorofila obtenida a partir de algas
marinas representan una alternativa económica y
de fácil extracción y almacenamiento (Calogero
et al. 2014). Se reportan escasas investigaciones
argentinas en este eje temático. Por su parte,
Garriga et al. (2017) hacen un aporte sobre el
potencial de las algas como fuente de biocombus-
tibles líquidos, mediante la conversión de los car-
bohidratos de la biomasa algal en bioetanol, pro-
poniendo un método analítico para la determina-
ción de azúcares. Otro trabajo, evalúa la variación
estacional de la composición química de U. pin-
natifida (Puerto Madryn) en relación con su uso
para la producción de bioetanol. Sus resultados
muestran que las algas recogidas en verano son
un recurso potencial con un alto contenido de
azúcares totales, bajo contenido graso y bajo
valor proteico, adecuado para la producción de
bioetanol (Mendes et al. 2019). Además, mencio-
nan que en particular el uso industrial de U. pin-
natifida para obtener el bioetanol podría contri-
buir sustancialmente a la reducción del impacto
ambiental y económico que genera su presencia
en las costas patagónicas. Los trabajos evidencian
una aplicación viable que puede ser interesante
desarrollar.
Aplicaciones en la agricultura
En la agricultura, las macroalgas marinas
muestran propiedades como fertilizantes natura-
les y bioestimulantes. Los extractos de algas son
utilizados como reguladores de crecimiento, con-
tienen altos niveles de hormonas vegetales, en
particular citoquinonas, además de polisacáridos,
aminoácidos y macro y micronutrientes necesa-
rios para el crecimiento y desarrollo de las plantas
(Craigie 2011). Varios trabajos evidencian los
efectos positivos en el crecimiento y la composi-
ción de ciertos cultivos debido a la aplicación de
extractos preparados a partir de algas marinas
(Ciepiela et al. 2016). También hay evidencias de
que el suministro de estos bioestimulantes influye
positivamente en el estado general de la planta
aumentando su resistencia a enfermedades y pla-
gas (De Corato et al. 2017).
En el caso particular del uso de algas para la
producción de compost, resulta interesante desta-
car que puede utilizarse material algal descartado
de otros usos e incluso las algas marinas producto
del arribazón (Eyras y Sar 2003; Piriz et al. 2003).
Un artículo realizado sobre arribazones en la Pro-
vincia de Buenos Aires proporciona valiosa infor-
mación acerca de la composición de las comuni-
dades submareales y permite evaluar su potencia-
lidad de utilización (Becherucci y Benavides
2016). La ventaja frente a otros compost es que la
biomasa algal posee una baja relación C:N, lo que
175
CAMURATI: USO DE MACROALGAS ARGENTINAS
aumenta la calidad del fertilizante (Eyras y Ros-
tagno 1995). Además, los autores comprobaron
que el agregado de algas mejoró notablemente las
propiedades físicas de los suelos (menor densidad
aparente y mayor tasa de infiltración). Posterior-
mente, Eyras et al. (2008) comprobaron el aumen-
to del rendimiento y la resistencia a las enferme-
dades de las plantas de tomate debido a la adición
de compost de algas marinas. Por su parte, Cole et
al. (2016) señalan que el compost preparado con
algas es una alternativa ecológica interesante a los
fertilizantes sintéticos. Sus estudios mostraron
que los cultivos de cañas de azúcar fertilizados
con compost de algas marinas generaban 4 veces
más biomasa que aquellos obtenidos utilizando un
compost comercial sin algas.
CONCLUSIONES
La presente revisión demuestra que las macro-
algas marinas presentan aplicaciones en numero-
sos campos. En cuanto a los beneficios de su con-
sumo para la salud humana, los trabajos coinciden
en las ventajas que representa incluir algas mari-
nas en la dieta. Sin embargo, se requiere profun-
dizar los estudios sobre composición química, en
especial aquellos focalizados en el contenido de
elementos potencialmente tóxicos, así como tam-
bién interpelarse sobre el contenido máximo per-
mitido de los distintos elementos en algas comes-
tibles. Respecto a los resultados vinculados a las
aplicaciones ambientales, se coincide en que el
uso de la fitorremediación con macroalgas puede
ser una estrategia de mitigación útil y efectiva
para disminuir los niveles de contaminantes en el
agua de mar, efluentes y aguas residuales. Ade-
más, apoyan la idea de que las algas son eficaces
indicadores de la salud de los ecosistemas mari-
nos. Cabe destacar, que las investigaciones en este
campo están orientadas fundamentalmente a la
presencia de elementos potencialmente tóxicos en
el ambiente; sin embargo, la ocurrencia de com-
puestos orgánicos en los cuerpos de agua es un
tema de creciente interés. Identificamos entonces
un aspecto que aún no ha recibido adecuada aten-
ción. Por otra parte, la mayoría de los estudios en
la Argentina proponen experimentos de laborato-
rio para el tratamiento de soluciones acuosas, y
muy pocos estudios abordan investigaciones a
escalas piloto y/o con aguas reales, lo que implica
un nivel de complejidad mayor pero fundamental
para su aplicación viable. En relación con su apli-
cación en el campo de la salud, la literatura pre-
sentada aquí demuestra claramente que las algas
marinas son fuente de compuestos bioactivos con
múltiples beneficios para la salud, y que esta es un
área ampliamente estudiada. Además, se eviden-
cia el uso promisorio de las algas en la producción
de biocombustible, aunque es un campo que aún
debe explorarse más. Respecto a su uso en agri-
cultura, queda demostrado que la aplicación de
extractos algales influye positivamente en el esta-
do general de la planta, aumenta su resistencia a
enfermedades y plagas y mejora el rendimiento de
cultivos alimenticios, así como también es una
alternativa interesante como fertilizante. En este
sentido, grandes cantidades de algas podrían ser
reutilizadas en lugar de ser desechadas. La
ampliación de sus usos aumentaría la demanda de
algas marinas y, en consecuencia, las economías
de las poblaciones costeras que las producen. Por
último, las algas argentinas tienen un gran poten-
cial en usos alimenticios, industria farmacéutica y
aplicaciones ambientales como se concluye de los
trabajos reportados.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se realizó en el marco del proyecto
de la Agencia Nacional de Promoción Científica
y Tecnológica PICT 2016-2718. Los autores
agradecen al Instituto de Investigación e Ingenie-
ría Ambiental de la Universidad Nacional de San
Martín.
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